17 de noviembre de 2009

Escepticismo de Salón

Por KuerVo


Está de moda ser escéptico. El escepticismo, como todo lo demás en nuestra época, ha dejado de ser una cualidad exclusiva de las elites académicas y científicas, se ha extendido a los más distintos y variados círculos sociales.

Y como todas las modas, se lo asume sin reparar en su sentido. Qué más da, a fin de cuentas  lo que se trata es de ser aceptados, de estar a al nivel de las expectativas.

El escepticismo, sin embargo, no es una filosofía de la negación. Ser escéptico es algo más que dudar de todo, o negar que esto o aquello occurra, haya ocurrido, o pueda ocurrir.

El escéptico duda, sí, pero  de la capacidad humana para conocer objetivamente la realidad. Y esto vale para todos, independientemente de la ascendencia, raza, nacionalidad, formación académica, y cultura.

En la actualidad, el escepticismo convertido en moda, en escepticismo de salón, es una filosofía de la negación. No se trata de cuestionar, sino de negar. No dudo que hayas visto un fantasma, niego que los fantasmas existan; no dudo que hayas tenido una experiencia religiosa, niego la existencia de lo divino.

Este nuevo escepticismo, convertido en filosofía de la negación, no es portavoz de un principio filosófico, sino cinismo. Es un “niego todo aquello que contradice la forma de pensar en boga’.

La religión y la filosofía pasaron de moda, lo que está guay es la ciencia. Si  los científicos dudan de la posibilidad de demostrar la existencia de algo, se niega la existencia de ese algo, literalmente.

Esta es una confusión desafortunada. Un científico profesional no va por ahí negando cosas, simplemente afirma lo que puede demostrar.



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