15 de julio de 2015

Mutaciones aleatorias



Por Kuervo

Para entender  la expresión mutaciones aleatorias, se necesita revisar dos de los supuestos fundamentales de la Teoría Sintética de la Evolución (SE):


i) Que las variaciones  genéticas son un subproducto contingente de la reproducción o “replicación, -la variación genética como error, por ende su posible aporte es sólo contingente-;


ii) que la vida es un proceso dirigido a producir la mayor  cantidad de réplicas posible de las entidades biológicas aptas, -la reproducción como medida de la adaptación-.


El primer supuesto es un tanto, ¿ideológico? ¿filosófico? 

En  fin, que la “intención natural” de producir copias idénticas de las entidades biológicas, no queda clara. Pienso que esa es la premisa, debido al uso recurrente de los vocablos “error” y “replicación”,  como análogos de variación y reproducción.


Lo claro  es que las entidades biológicas descendientes del proceso de reproducción, son ligeramente diferentes a los ascendientes con cierta frecuencia.  No sé si esto es error o acierto, pero alguna utilidad tiene.  Siendo el entorno variable, la flexibilidad parece mejor “estrategia” que la rigidez.


El segundo supuesto está basado en la premisa de que la adaptabilidad de las entidades biológicas es variable; y que esta variabilidad genera diferenciales reproductivos.

En la SE, la variable fundamental es la frecuencia relativa, o diferencial reproductivo de la unidades de selección, y todo se contrasta en función de esta.


Así, la baja correlación entre las probabilidades de variación y las probabilidades de incremento de los diferenciales reproductivos, se explica por la falta de dirección de las variaciones. Las adaptaciones se asumen como un subproducto contingente de la interacción entre las variantes y el entorno.


La idea de que variaciones no aleatorias deban afectar positivamente los diferenciales reproductivos es otra de esas ideas forzadas. Aun si los diferenciales fueran una medida efectiva de la adaptación, lo cual no ocurre, la direccionalidad de las variaciones en nada se deduce de estos.


Para demostrar que las variaciones son totalmente incoherentes con el entorno, es necesario establecer que cada posible variación de una unidad selectiva dada tiene la misma probabilidad. Claramente, la probabilidad de que un chimpancé obtenga brazos más largos que sus padres, es muy diferente a la probabilidad de obtener un brazo lleno de plumas. Esto es así, porque las variaciones en organismos vivos suelen ser coherentes con lo dinámica funcional del organismo que varía, que de paso, ya está adaptado a las condiciones de su entorno. Un chimpancé con plumas es mucho menos probable que un chimpancé con los brazos largos.


No existe razón para suponer que una variación deba afectar positivamente la frecuencia relativa del caracter que varía. En cambio, el hecho de que las variaciones afectan positivamente las probabilidades de adaptación, es evidente.


Vista la variación como una medida de la adaptabilidad, los aportes de esta lucen menos eventuales, no en su ocurrencia puntual, pero si en su relación con la supervivencia de la vida como un todo.  Los organismos vivos no varían para adaptarse, pero la adaptación es consecuencia de la variación, una cosa no puede ocurrir sin la otra (línea causal). Si el entorno varía, los organismos deben variar para adaptarse.


Sin variación no hay adaptación, y sin adaptación no hay supervivencia. La variación aporta a la adaptación a través de la diversidad, no a la reproducción. De hecho, dado que la reproducción es la fuente principal de variación genética, parece más razonable plantear la variación como dependiente de la reproducción y no al contrario.


El punto: i)  es claramente predecible que a mayor reproducción mayor variación, no lo contrario; ii) que a mayor variación mayor diversidad de variantes; iii) que a mayor diversidad de variantes mayor adaptabilidad y iii) que a mayor adaptabilidad mayor probabilidad de supervivencia.


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